martes, abril 22, 2008

El guardián entre el centeno




El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye), también traducido como El cazador oculto, es una novela de J. D. Salinger.


Al publicarse en 1951 en los Estados Unidos, la novela provocó numerosas controversias por su lenguaje provocador y por retratar sin tapujos la sexualidad y la ansiedad adolescentes.


Es considerado por numerosos expertos como uno de los libros mas importantes del siglo veinte.

Su protagonista, Holden Caulfield, se ha convertido en un icono del resentimiento adolescente. Escrito en primera persona, El Guardián entre el Centeno relata las experiencias de Holden en la ciudad de Nueva York, después de ser expulsado de Pencey Prep, su escuela secundaria.

El título del libro hace referencia a un poema que se explica en el libro, que trata sobre un “guardián entre el centeno” que evita que “los niños caigan en el precipicio”.


Holden Caulfield es el protagonista y narrador de la historia.

Holden tiene dieciseis años, aunque luce algunos cabellos grises que le hacen parecer mayor, y ha sido expulsado por fracaso académico de una escuela privada llamada Pencey Prep.

Es inteligente y sensible, pero narra con cinismo y con una voz cansada.


Holden encuentra intolerable la hipocresía y falsedad del mundo que le rodea y con su cinismo trata de protegerse del dolor y la decepción que le provoca el mundo adulto.

Sin embargo, las críticas que Holden hace al mundo también se las hace a sí mismo. Le incomoda su propia debilidad y a veces él también cae en la ridiculez, maldad y superficialidad de la gente que dice despreciar.

Holden falla al verse como el niño que en realidad es.


J. D. Salinger


Jerome David Salinger (Nueva York, 1 de enero de 1919) es un escritor estadounidense conocido principalmente por su novela El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye), que se convirtió en un clásico de la literatura moderna estadounidense casi desde el mismo momento de su publicación, producida en 1951.
Las mentes ágiles y poderosas de hombres perturbados y la capacidad redentora que los niños tienen en las vidas de éstos es tema principal en las obras de Salinger.

Su trabajo se vio interrumpido por la Segunda Guerra Mundial, en la que pudo ser testigo del combate en algunas de las batallas más virulentas. Estos hechos le dejaron una profunda huella emocional (se ha hablado de estrés postraumático); posteriormente recurrió a sus experiencias de los tiempos de guerra para algunos de sus relatos.

Después de haber obtenido la fama y la notoriedad con El guardián entre el centeno, Salinger se convirtió en un eremita, apartándose del mundo exterior y protegiendo al máximo su privacidad.

Se mudó de Nueva York a Cornish (New Hampshire), donde continuó escribiendo historias que nunca publicó.

Salinger ha intentado por todos los medios escapar de la exposición al público y de la atención del mismo ("Los sentimientos de anonimato y oscuridad de un escritor constituyen la segunda propiedad más valiosa que le es concedida", declaró él mismo).

En 2000, su hija, Margaret Salinger, publicó El guardián de los sueños. En su libro de “confesiones”, la señorita Salinger afirma que su padre se bebía su propia orina, sufría glosolalia, rara vez tenía relaciones sexuales con su madre, la tenía como una “prisionera virtual” y se negaba a permitirle ver a sus parientes y amigos.
La película Descubriendo a Forrester, protagonizada por Sean Connery está basada en Salinger. Además, ha sido notable la influencia ejercida en escritores como Lemony Snicket y su Una Serie de Catastróficas Desdichas, habiendo numerosas alusiones a él en los libros.



1 comentario:

Caracoles sosegados dijo...

Me gustó mucho cuando lo leí con 16 años, y me decepciona ver que ese espíritu de resentimiento me penetra más ahora que entonces...
muy adecuado este dos en uno

cuando el centeno es alto no se ven bien los caminos, y el que va al precipicio siempre es cuesta abajo, se hace solo

y ahora, todos juntos: caca, culo, pedo y me cago en el amor
(no digo pis porque me ha impactado lo del Salinger, con la de cosas que puede uno beber ya es capricho)

besitos no resentidos